Dominique Lemieux diseñó los trajes para todas las producciones del Cirque du Soleil entre 1989 y 1998. Todos los espectáculos —We Reinvent the Circus (1989), Nouvelle Expérience (1990), Saltimbanco (1992), Mystère (1993), Alegría (1994), Quidam (1996), "O" y La Nouba (1998)— llevan su sello único.
Como diseñadora de vestuario, Dominique hace mucho más que simplemente vestir a los artistas. Sus diseños tienen un papel clave en la creación de los fantásticos personajes que pueblan el universo del Cirque du Soleil .
Con ojo experto, Dominique teje colores, estampados y telas y los convierte en fabulosos trajes. Pero no elige los materiales únicamente por consideraciones estéticas. Para Dominique, determinar la reacción de las fibras con la piel, el movimiento, el fuego o el agua es de vital importancia y nunca pierde de vista las necesidades de los artistas.
La pasión de Dominique por el dibujo comenzó a temprana edad y la condujo a estudiar bellas artes en Concordia University. Después de obtener su título, trabajó como diseñadora de arte e ilustradora de libros para niños. Luego, se inscribió en el programa de escenografía en el National Theatre School (NTS) de Canadá, en donde las clases de dibujo y diseño de vestuario que tomó llevaron su carrera en una nueva dirección.
Desde 1986 hasta 1988, trabajó como asistente de François Barbeau, uno de los diseñadores de vestuario más importantes de Montreal y también profesor del NTS. Durante este período, sus creaciones podían verse en escenarios en toda la ciudad. Pronto, sus habilidades tuvieron gran demanda entre los directores de cada rincón del mundo del teatro en Quebec.
Para crear el vestuario para Corteo, Dominique Lemieux quería acentuar la belleza natural de los artistas. "El enfoque teatral del espectáculo lo distingue de todos los espectáculos anteriores del Cirque du Soleil ", explica. "Estamos más cerca de los circos tradicionales, en los que se revela la humanidad de los artistas. Eso se tradujo en un vestuario que se parece a la ropa común de la calle".
Desde que se unió al Cirque du Soleil en 1988, Dominique Lemieux nunca ha dejado de sorprender a los espectadores de todo el mundo con sus asombrosas creaciones.